Parece mentira que una masa tan sumamente simple se haya convertido en todo un símbolo cuando se habla de desayunos, y es que los churros son uno de los productos más consumidos por quienes buscan al compañero perfecto de su café o su chocolate.
Tanto si hablamos del churro como tal o nos referimos también a su "hermana mayor" la porra, se trata de una masa a base de harina agua, sal y algún impulsor químico como el bicarbonato que se fríe en aceite caliente inyectándola a través de una especie de manga pastelera que puede tener una boquilla fija o varias intercambiables con las que se puede cambiar el tipo de producto que se va a freír.
La tradición de los churros cambia de un lugar a otro. Por ejemplo, en Madrid hay dos tipos de churro tradicional, el clásico churro de lazo que tiene forma de lágrima abierta y que antiguamente se insertaba en un junco con el que que llevaban todos los churros juntos, y la porra que se fríe en roscas y después se cortan a la medida que el churrero decida. En esta región era muy habitual que los lunes no hubiera churros, ya que era el día de descanso de todos los churreros.
En México es habitual espolvorearlos con azúcar o canela, y además de en las churrerías se pueden comprar en panaderías y pastelerías. Al igual que en España, el chocolate con churros es un clásico en desayunos y meriendas, aunque se pueden consumir a todas horas.
El churro tradicional en Argentina suele estar relleno, normalmente de dulce de leche, y cubierto de chocolate, aunque existen algunas variantes con rellenos salados. En Enero se celebra una fiesta dedicada al churro.
Existen otros muchos países en los que los churros son un clásico y se preparan al estilo tradicional y el gusto de cada país, aunque las variaciones son mínimas entre unos y otros.
El churro, una receta simple, humilde y hasta algo sosa, pero que ha sabido ganarse los estómagos de millones de aficionados a los buenos desayunos. O meriendas.
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