Una de las cosas que recuerdo con mayor frecuencia de mi viaje a Roma fue la pasta italiana, que a pesar de traerla Marco Polo de sus viajes al lejano Oriente se convirtió en todo un producto estrella que ha traspasado las fronteras y es hoy en día un sello de identidad allá donde se hable de ella. Como es lógico, no podíamos dejar de probar un buen plato de pasta estando en la capital de Italia.
Resulta muy curioso cómo un producto venido de otro sitio puede convertirse en algo tan típico. Pero lo cierto es que de los muchos atractivos que tiene Italia en general, y Roma en particular, uno de los que más me gustó fue comprar pasta artesana en una pequeña tienda cerca de la plaza de San Pedro.
Cómo llegó la pasta a Italia
La historia de la pasta italiana es bastante peculiar. ¿Por qué? Porque lo cierto es que Marco Polo no fue quien la trajo a Italia, contrario a lo que se piensa de manera general.
Pasta artesana en un mercado de Roma |
Recientes investigaciones han arrojado luz sobre el origen de la llegada de la pasta a Europa. Todo apunta a que Roma ya tenías platos de pasta en el siglo III antes de nuestra era, cuando se tomaban unas tiras de pasta parecidas a los actuales tallarines, así como láminas de pasta para preparar lasaña que se hacían con algunas herramientas específicas.
Qué plato tomar en Roma
Si viajas a Roma, permíteme recomendarte un plato clásico de la gastronomía romana: pasta alla checca, con tomates, albahaca y aceitunas acompañada de semillas de hinojo, que le aportan un toque muy particular.
También puedes elegir los Bucatini all'amatriciana, un tipo de espagueti hueco por dentro con una salsa picante de tomate y bacon con queso Pecorino.
0 comentarios:
Publicar un comentario