Las tapas siguen su avance en la historia hasta el punto de convertirse en todo un símbolo de camaradería y relaciones humanas. En el siglo XX, en muchos establecimientos se empieza a servir una pequeña ración de alimento por deferencia a sus clientes. Y cuando piden otra ronda, se vuelve a poner otra pequeña ración, a menudo distinta a la que se había puesto antes.
La tapa se vuelve social
Algunos lo empiezan a llamar la hora del vermú, otros irse de cañas, pero poco a poco pasa a formar parte de una forma de ocio completamente atemporal y que no conoce de edades. Tanto jóvenes como mayores comienzan a salir juntos por el simple hecho de hacer cosas en grupo, disfrutar de unas bebidas agradables y degustar algunas de las especialidades que hacen famosas a algunas de las tabernas, bares y restaurantes que se esmeran por innovar cada día más con el fin de atraer a los clientes.
Las conversaciones giran en torno a una barra, una mesa o una terraza. Las tapas son un sinónimo de amistad y buena voluntad, y empieza un movimiento, sobre todo a finales de siglo, que eleva la tapa hasta el nivel de arte por un lado y de comida rápida por otro, detalles de los que hablaremos en un nuevo capítulo de esta historia.
Las conversaciones giran en torno a una barra, una mesa o una terraza. Las tapas son un sinónimo de amistad y buena voluntad, y empieza un movimiento, sobre todo a finales de siglo, que eleva la tapa hasta el nivel de arte por un lado y de comida rápida por otro, detalles de los que hablaremos en un nuevo capítulo de esta historia.
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