Solo hay un modo de lograr un objetivo tan complicado como el de gastar lo menos posible en la cesta de la compra. No me estoy refiriendo a buscar las ofertas en los folletos de los supermercados, pues esa no es realmente una solución duradera, porque se trata de una medida puntual que se puede aplicar a algunos productos en un momento concreto. Me refiero a fijarnos muy bien en las oportunidades que nos ofrecen los mercados de productos frescos, sobre todo los mercadillos que un día a la semana se acercan a casi todas las poblaciones para ofrecer productos de temporada, normalmente vegetales que los propios tenderos cultivan y después vender directamente al consumidor final.
Compra fresco y de temporada
La ventaja principal de comprar en estos puestos es el precio, pues a pesar de que pueda parecer que en ocasiones el precio es más elevado que el de los productos congelados o envasados en bandejas, la relación que estos productos tienen entre el precio y la calidad los convierte en la opción más económica del mercado. Además, estos productos cunden bastante más que los envasados (no sé muy bien porqué, la verdad, pero es un hecho), de tal modo que se puede obtener un rendimiento mayor, lo que es un verdadero ahorro.
Además, si te esperas hasta el último momento y no te importa llevarte a casa lo que pueda quedar, además de llevarte productos frescos recién cogidos podrás negociar mejores precios, ya que los productores prefieren ganar algo menos en vez de llevarse a casa lo que no han podido vender.
Productos locales de calidad
Sobre todo en entornos rurales, resulta bastante fácil de encontrar a gente que cultiva sus propias frutas y verduras, en los que además de poder encontrar buenos precios los productos cuentan con una excelente calidad, lo que además de ayudarnos a ahorrar nos permitirá alimentarnos de un modo más sano que con alimentos procesados.
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